Hay algo dentro de ti que te empuja a comer irracional y compulsivamente, pero no sabes cuál es el origen.
Te miras en el espejo y no te gusta lo que ves.
Acudes a la comida para calmar tu ansiedad y acto seguido te invade un sentimiento de culpa que está minando tu autoestima.
Te vuelves a mirar en el espejo y aún te sientes peor.
¿Qué me está pasando?
¿Por qué acudo a la comida para calmar mi ansiedad?
¿Cómo puedo acabar con ese sentimiento de culpa de una vez por todas?
¿Qué debo hacer para sentirme bien con mi cuerpo y bloquear los remordimientos a la hora de comer?
Déjame contarte algo…
El 90% de los alimentos que ingerimos son de origen emocional, no biológico.
Esto significa que, en gran medida, nos alimentamos para cubrir vacíos emocionales o conflictos no resueltos de nuestro pasado y nos centramos en solucionarlos a través del comportamiento.
El tratamiento a través de los síntomas, nunca llega a erradicar el problema, ya que la causa del conflicto sigue vigente en la mente.
Para crear una relación sana con la comida libre de culpas, hay que tratar directamente la causa de los traumas que se esconden en el subconsciente o la cara oculta de nuestra mente.
